martes, 28 de agosto de 2012

¿Esto es el cielo?

Un hombre, su caballo y su perro, caminaban por una calle. Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta que los tres habían muerto en un accidente.
La caminata era larga y cuesta arriba, el sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed. Precisaban agua desesperadamente.
En una curva del camino, avistaron un magnifico portón de mármol, que conducía a una plaza calzada con bloques de oro; en el centro de ella había una fuente de donde brotaba agua cristalina. El caminante se dirigió al hombre que cuidaba la entrada desde una garita.

Buen día.- dijo el caminante
Buen día.- respondió el hombre
- ¿Qué lugar es éste?
- Esto es el cielo.
- Qué suerte que llegamos aquí; estamos con mucha sed.
- Usted puede entra a tomar agua a voluntad - dijo el guardián, indicándole la fuente.
- Mi caballo y mi perro también están con sed. Dijo el hombre
- Lo lamento mucho; aquí no se permite la entrada de animales.

El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande, pero decidió no beber si dejaba a sus amigos con sed; y prosiguió su camino.
Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio, cuya entrada estaba marcada por un portón viejo semi-abierto. El portón daba a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacían sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero, parecía que dormía.....

Buen día.- dijo el caminante.
Buen día.- respondió el hombre.
- Mi caballo, mi perro y yo tenemos sed...
- Hay una fuente en aquellas piedras; pueden beber a voluntad.
El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.
- Muchas gracias - dijo el caminante al salir.
- Vuelvan cuando quieran - respondió el hombre.
- A propósito ¿cual es el nombre de este lugar?
- Cielo.
- ¿Cielo?, pero si el guardián del otro portón de mármol me dijo que el cielo era allí!
- Aquello no es el cielo, aquello es el infierno.
El caminante quedó perplejo y dijo: - Pero esta falsa información debe causar grandes confusiones.

De ninguna manera; ellos nos hacen un gran favor, porque allí quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos...

La rosa y el sapo

Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa mas bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos. Se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca.


Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato;
el sapo muy obediente dijo: Está bien, si así lo quieres.

Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:

Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó?

La rosa contestó: Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.

El sapo solo contestó: Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la mas bella del jardín.

Moraleja:
Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos mas que ellos,mas bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada. Dios no hace a nadie para que esté sobrando en este mundo, todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera estemos conscientes.

Piedras

Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia.

Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó:

¿Cuantas piedras piensan que caben en el frasco?.

Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:

¿Está lleno? Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que debajan las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió:

¿Está lleno? Esta vez los oyentes dudaron: Tal vez no. ¡Bien!. Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava. ¿Está lleno? preguntó de nuevo.

¡No!, exclamaron los asistentes. Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba. Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.

Un alumno respondió: Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas,siempre puedes hacer que quepan más cosas. ¡No!,concluyó el experto:

lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.

¿Cuales son las grandes piedras en tu vida?. ¿Tus hijos, tus amigos, tus sueños, tu salud, la persona amada?.

Recuerda, ponlas primero. El resto encontrará su lugar.

El regalo

Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital. A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el liquido de sus pulmones. Su cama daba a la única ventana de la habitación. El otro hombre tenia que estar todo el tiempo boca arriba. Los dos charlaban durante horas.
Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones.
Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior. La ventana daba a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la línea de la ciudad.
El hombre de la ventana describía todo esto con un detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.
Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que estaba pasando. Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.
Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entro con el agua para bañarles, encontrándose el
cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía. Se lleno de pesar y llamo a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo.
Tan pronto como lo considero apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana. La enfermera le cambio encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación.
Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo el mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama... y se encontró con una pared blanca.
El hombre pregunto a la enfermera que podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana.
La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indico:

"Quizás solo quería animarle a usted".
-Epilogo:
Es una tremenda felicidad el hacer felices a los demás, sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble. Si quieres sentirte rico, solo cuenta todas las cosas que tienes y que el dinero no puede comprar.
"Hoy" es un regalo, por eso se le llama "el presente". El origen de este escrito es desconocido, pero trae buena suerte a todo el que lo transmite. No guardes este escrito. Compártelo con los tuyos. Verás como algo bueno te ocurre.

lunes, 27 de agosto de 2012

Maestra, ¿qué es el amor?

Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó:
Maestra… ¿qué es el amor?

La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:
Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.

El primer alumno respondió:
Yo traje esta flor… ¿no es bonita?

A continuación, otro alumno dijo:

- Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?


Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.

Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.

La maestra se dirigió a ella:
Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?

La criatura, tímidamente, respondió:

- Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí…


Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído?

La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón.


El amor es algo que se siente.

Hay que tener sensibilidad para vivirlo.

El juego de los Sentimientos

Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso:

- ¿Jugamos al escondite?

La INTRIGA levantó la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse, preguntó: "¿Al escondite? y ¿cómo es eso?"

- Es un juego -explicó la LOCURA en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes al que encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego.

El ENTUSIASMO bailó secundado por la EUFORIA. La ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATÍA, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La VERDAD prefirió no esconderse (¿para qué?), si al final siempre la hallaban, y la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya), y la COBARDÍA prefirió no arriesgarse...

- Uno, dos, tres... -comenzó a contar la LOCURA.

La primera en esconderse fue la PEREZA que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. la FE subió al cielo, y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol mas alto. La GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: que si un lago cristalino, ideal para la BELLEZA; que si el bajo de un árbol, perfecto para la TIMIDEZ; que si el vuelo de la mariposa, lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD; que si una ráfaga de viento, magnifico para la LIBERTAD. Así que termino por ocultarse en un rayito de sol. El EGOÍSMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero solo para él.

la MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira!, en realidad se escondió detrás del arco iris), y la PASIÓN y el DESEO en el centro de los volcanes. El OLVIDO... ¡se me olvidó donde se escondió!... pero eso no es lo importante.

Cuando la LOCURA contaba 999.999, el AMOR todavía no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

- ¡Un millón!- contó la LOCURA y comenzó a buscar.

La primera en aparecer fue la PEREZA, sólo a tres pasos de la piedra. Después se escuchó a la FE discutiendo con Dios en el cielo sobre Teología. Y a la PASIÓN y al DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes.

En un descuido encontró a la ENVIDIA y, claro, pudo deducir donde estaba el TRIUNFO. Al EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo; el solito salió disparado de su escondite, que había resultado un nido de avispas.

De tanto caminar sintió sed y, al acercarse al lago, descubrió a la BELLEZA. Y con la DUDA resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aun de que lado esconderse.

Así fue encontrando a todos: el TALENTO entre la hierba fresca, la ANGUSTIA en una oscura cueva, la MENTIRA detrás del arco iris y hasta el OLVIDO, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite.

Pero solo el AMOR no aparecía por ningún sitio.

La LOCURA busco detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas y, cuando estaba por darse por vencida, diviso un rosal y las rosas... Y tomo una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos al AMOR. La LOCURA no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró y hasta prometió ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra, el AMOR es ciego, y la LOCURA siempre lo acompaña.

LA FÁBULA DEL PELOTUDO



Se cuenta q en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pelotudo del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, q vivía haciendo pequeños mandados y recibiendo limosnas. Diariamente, algunos hombres llamaban al pelotudo al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre 2 monedas: una de tamaño grande de 50 centavos y otra de menor tamaño pero......de 1 peso. Él siempre agarraba la más grande y menos valiosa, lo q era motivo de risas para todos. Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido q la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió: - Lo sé, no soy tan pelotudo, vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda.
Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
*La primera: Quien parece pelotudo, no siempre lo es.
*La segunda: ¿Cuáles eran los verdaderos pelotudos de la historia?
*La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos
*La cuarta: (pero la conclusión más interesante) Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto, lo q importa no es lo q piensan los demás de nosotros, sino lo q uno piensa de sí mismo.

MORALEJA: "El verdadero hombre inteligente es el q aparenta ser pelotudo delante de un pelotudo q aparenta ser inteligente"...


PARA TODOS LOS SERES QUE SE CREEN MAS QUE LOS DEMÁS.

El árbol confuso


Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos,
naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.
Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente
triste.

El pobre tenía un problema: "No sabía quién era."

"Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano,
si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas.
"¿Ves que fácil es?"

No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y "¿Ves
que bellas son?"

Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no
lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al
ver la desesperación del árbol, exclamó:
-No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de
muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: "No dediques
tu vida a ser como los demás quieran que seas... Sé tu mismo, conócete,
y para lograrlo, escucha tu voz interior."

Y dicho esto, el búho desapareció.

¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? Se preguntaba el
árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió... Y cerrando los ojos
y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior
diciéndole:
"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada
primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es
crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros,
belleza al paisaje... Tienes una misión "Cúmplela".

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser
todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y
sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Yo me pregunto al ver a mí alrededor, ¿Cuántos serán robles que no se
permiten a sí mismos crecer?
¿Cuántos serán rosales que por miedo al reto, sólo dan espinas?
¿Cuántos naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar...